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La Confederación de Empresarios de Galicia apela a la negociación y muestra su rechazo a cualquier tipo de violencia

La Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) apela a la negociación y muestra su rechazo a cualquier tipo de violencia. 

Subrayan que la negociación colectiva es la herramienta clave para articular las condiciones laborales en los diferentes ámbitos de negociación, tanto sectoriales como territoriales. “Este bien común de empresarios y trabajadores, debe ser respetado y aislado de injerencias de terceros. Esa es la clave que nos ha hecho avanzar juntos durante muchos años y que no debemos poner en peligro”. 

Así mismo, recuerdan que España cuenta con un marco jurídico de primer nivel, presidido por la Constitución española, que cataloga y protege los derechos individuales y colectivos de trabajadores y trabajadoras, a través de normas de diferente rango, y contempla diferentes instrumentos para configurar las relaciones laborales, entre los cuales están los convenios colectivos estatutarios que, bajo el acuerdo y la negociación, ganan su condición normativa a través de la legitimación de quienes lo negocian.

En este sentido, señalan que “dicha legitimación no nos habilita, antes o durante la negociación, para imponer acciones ni para alienar a los individuos tras la presión, la amenaza o la violencia. Cada persona debe conocer sus derechos, decidir y posicionarse en cada momento y en cada situación donde entienda oportuno. En la medida en que queramos imponer unos a otros nuestra visión, estaremos abocados al fracaso como colectivo pero también estaremos haciendo fracasar la libertad de cada individuo”.

Así pues, manifiestan que “actitudes y posiciones violentas de una parte del conflicto hacia la otra, rompen los puentes que deben conducir a los acuerdos necesarios para la paz social, en la que debemos basar la competitividad de nuestras empresas y mejores condiciones de vida para las personas. Pero las posiciones violentas o irrespetuosas con quienes están en nuestro mismo banco, suponen una ruptura de mayor calado, si cabe y un ataque a los derechos fundamentales de cada individuo”.

Explican que es tan respetable ejercer el derecho a la huelga, como ejercer el derecho a acudir al puesto de trabajo: “la violencia, el uso de la fuerza o la coacción no están legitimadas para promover el uso de cualquiera de ellas”.

Por ello, piden que “desde el más profundo respeto al derecho a la huelga, asimismo pedimos respeto para quienes no la secundan; respeto para las empresas que tienen la obligación de mantener su actividad; y respeto también para las posiciones que cada parte defienda y especialmente para sus negociadores y representantes. Corremos el riesgo de que nadie quiera asumir el coste personal, económico y reputacional de ser estigmatizado y hostigado, por asumir altruistamente el rol de representar a sus iguales”.

Añaden que el mero desencuentro entre las posiciones de las partes, no justifica como medida de presión el ataque a la reputación de la empresa, las falsas acusaciones o los mensajes sesgados a los clientes o a la sociedad, “pues esa misma reputación es en la que trabajamos juntos empresarios y trabajadores, reputación tan difícil construir y que no tiene relación con el desacuerdo en la negociación”.

Desde la CEG insisten en preservar el espacio de la negociación colectiva, “que no debe ser ocupada por decisiones ni posicionamientos externos y ajenos a la realidad de los sectores y los territorios. Ello solo está contribuyendo a reducir el espacio de la negociación y a disuadir de la misma a quienes legítimamente conocen las necesidades y posibilidades de cada una de las partes de la mesa”.

Apelan al diálogo y a la negociación “desde el respeto mutuo, como único camino para la paz social y animamos las organizaciones a poner en valor el acuerdo como palanca de desarrollo”.