Depende. ¿De qué depende? De según como se mire, todo depende. Te suena, ¿verdad?
Es el estribillo de la conocida canción del añorado Pau Danés. Un verdadero canto contra las verdades absolutas y la imposición de las ideas propias sin considerar que existen otras diferentes, que hay que escuchar a los/as demás. Pau nos recordaba, con esta melodía, la famosa frase de Ramón de Campoamor: “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira".
En todo caso, escuchar la canción sirve para recordar que las verdades absolutas no son ciertas, no existen. Valga de ejemplo que las estrategias para no fallar en las respuestas de un examen tipo test incluyen “eliminar todas las respuestas que contengan las palabras nunca, siempre, todo, ninguno”, dando por hecho, por lógica y sentido común, que serán erróneas.
Y en el camino hacia la igualdad real, ¿cómo aplica esto? Pues pasar de las verdades absolutas, del blanco y el negro, a la diversidad hetereogénea de una sociedad “en color”, variada, más rica.
El feminismo es un movimiento que ya empezó hace siglos, para avanzar en la conquista de los derechos de las mujeres, del camino hacia una sociedad más justa, pero de forma pacífica. Convenciendo y haciendo reflexionar.
A nivel social, se trata de comprometerse a favor de la justicia social, los derechos humanos y la capacidad para aceptar la igualdad y la libertad para todos y todas.
Y, concretamente en el ámbito laboral, se trata de un compromiso para trabajar de forma activa en el fomento de la igualdad en todos los procesos de las organizaciones, desde el reclutamiento y la selección de personal, pasando por la contratación, la promoción interna, el equilibrio retributivo, hasta las políticas de conciliación y el fomento de la corresponsabilidad. Para ellas y para ellos.
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