Según la definición del Instituto de las mujeres, la corresponsabilidad es “el reparto equilibrado de las tareas domésticas y de las responsabilidades familiares, tales como su organización, el cuidado, la educación y el afecto de personas dependientes dentro del hogar, con el fin de distribuir de manera justa los tiempos de vida de mujeres y hombres”. En términos generales, hablar de corresponsabilidad suele “incomodar” a muchos varones.
¿Qué sostiene esta resistencia a prestar atención cuando se les invita, se les requiere o se les interpela para que entiendan la necesidad de que asuman sus responsabilidades para lograr una igualdad real?
Aunque cada vez hay más hombres que se involucran en las tareas domésticas y de cuidados, la corresponsabilización es todavía claramente insuficiente para ser igualitaria, y los datos estadísticos muestran que los hombres no se encargan ni de la mitad de esas tareas. Son labores necesarias, pero son fatigosas, agotadoras, monótonas, aburridas... y muchos varones siguen procurando “escaquearse”.
Los estudios sobre la materia siguen indicando que, cuando una mujer y un hombre inician una convivencia, ella empeora su calidad de vida y él la mejora, lo que significa que ellos no se involucran en el reparto, lo que se traduciría en una lógica reducción para ambos si compartiesen las tareas domésticas que antes realizaban por separado.
Resultado:
la perpetuación de la “doble jornada laboral” de las mujeres trabajadoras.
que los varones (al dedicar menos tiempo a estas tareas) dispongan de energía (y tiempo) para actividades de ocio, descanso, estudio y trabajo, lo que se traduce en un privilegio para ellos y menores oportunidades para ellas.
¿Qué estrategias podrían ser eficaces para lograr que los hombres dejen a un lado las resistencias y se comprometan con la corresponsabilidad?
• Visibilizar los privilegios y los costes inherentes a la masculinidad tradicional.
• Generar autoconciencia entre el colectivo masculino, trabajando desde una perspectiva personal, pero aplicando la perspectiva de género.
• Enfrentar a la sociedad en su conjunto a los sesgos internos (en muchas ocasiones inconscientes).
• Promover la responsabilidad de los hombres hacia el cambio social.
En el ámbito laboral, en España, desde la publicación de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, y la normativa posterior, se ha profundizado en intentar conseguir la igualdad real, potenciado el principio de igualdad de trato entre mujeres y hombres integrando con éste la ausencia de toda discriminación por razón de sexo y, especialmente, las derivadas de la maternidad, la asunción de obligaciones familiares y las del estado civil.
Se trata de una de las normativas más avanzadas en el mundo occidental… pero todavía queda mucho para conseguir esa anhelada paridad de géneros.
Y la corresponsabilidad es clave. Parece clara la necesidad (imperiosa) de que todo el mundo “reme” en la misma dirección para vencer las resistencias que todavía existen hacia el ejercicio de la corresponsabilidad y lograr una igualdad real.
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