Escritora, feminista y activista de los derechos humanos, durante su vida simultaneó la literatura con una dimensión política, publicando obras a favor de los colectivos más desfavorecidos, colaborando con instituciones benéficas, creando una sociedad dedicada a la construcción de casas a precios asequibles para la clase obrera, y luchando por mejorar las condiciones en las que se encontraban las personas encarceladas.
Sus ideas feministas fueron muy avanzadas para su tiempo. En sus obras cuestiona el sistema patriarcal y reivindica la capacidad intelectual de la mujer y su derecho a recibir una educación que le permita desempeñar cualquier profesión en iguales condiciones que los varones.
Tuvo apoyo masculino. Por una parte, la influencia de un padre (Ángel Arenal, que acabó siendo perseguido, juzgado y confinado como otros liberales de su época), con firmes convicciones personales de luchar por lo que creía justo, y, por otra, contraer matrimonio con un hombre avanzado para la época (el abogado y periodista Fernando García Carrasco), que entendía las aspiraciones de Concepción y la contemplaba en un plano de igualdad, determinante para que pudiese dedicar su tiempo a sus inquietudes sociales y humanitarias.
Otra prueba más de la importancia de los hombres participen de forma activa en el impulso de la igualdad de oportunidades para las mujeres. Es la forma segura de llegar a alcanzar una igualdad real.
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