La Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) alerta de la preocupante escalada de costes de las materias primas agrícolas para alimentación animal desde el verano del 2020 y que afecta sobremanera al sector agroalimentario.
En concreto, el importe del maíz a su entrada en Puerto asciende actualmente a 270 euros por tonelada, un 52,5% más que hace un año. Mientras, el trigo cuesta 267 euros –lo que supone un 40% más que hace un año-, y la soja está en 415 euros por tonelada, lo que supone un 30% más que hace un año (aunque en enero llegó a superar los 500 euros por tonelada).
Estas tres materias primas son las más utilizadas en la composición de la dieta de alimentación animal y marcan la tendencia al resto, pero también son alarmantes los encarecimientos de la cebada, colza o girasol. A ellos se suma el valor de la manteca, que se sitúa en 1.090 euros por tonelada, un 66% más que hace un año.
Motivos de la subida
Los principales motivos de esta progresiva escalada son una revisión a la baja de las existencias mundiales; una menor producción de la estimada en los países con más capacidad de exportaciones en el mundo; y también acontecimientos climatológicos adversos que hicieron mermar los rendimientos finales.
No obstante, otra de las causas –tal vez la más importante- ha sido la irrupción de los fondos especulativos de inversión en las bolsas agroalimentarias ante la incertidumbre económica general y la falta de alternativas, que los ha llevado de lleno a realizar inversiones millonarias, lo que ha sido un factor definitivo para disparar los costes de las materias primas. La estrategia de los fondos de inversión está marcada por compras extremadamente grandes de soja, maíz y trigo en el último año, elevando los precios a niveles que no se habían visto desde el año 2012.
Otro factor a considerar es la demanda de China, que va recuperando el ritmo después del descenso de consumo por la peste porcina africana que se extendió por todo el país asiático desde hace más de dos años - las importaciones de soja y maíz así lo demuestran-, además de que están haciendo el stock de seguridad que habían rebajado en los primeros meses de 2020 por la pandemia.
El detonante final se produjo el pasado 12 de agosto con la emisión del informe de Oferta y Demanda por parte del USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos), donde confirma que los rendimientos no son los esperados tanto en EE. UU. como en otros países -y, de este modo, se reducen las cosechas de maíz, trigo y soja próximas a recolectar-, con el consiguiente efecto alcista en las bolsas de Chicago y Matif Francés. La principal causa de esto ha sido una muy mala cosecha de maíz en Brasil - pasando de 109 millones de toneladas (mill/tm) estimados a 80 mill/tm reales-; mientras en Estados Unidos, con el maíz -que está en pleno desarrollo de la cosecha- también se estima una pérdida de rendimiento de 5 bushels/acre, que representa una pérdida de producción de alrededor de 10-15 mill/tm. Igualmente ha contribuido la menor producción de trigo en Rusia, pues se estimaba una producción de 85 mill/tm en el informe de julio que cayó a 72 mill/tm en el informe de agosto. En Canadá -otro gran país productor de trigo y exportador-, se estimaba una producción de 31,5 mill/tm en julio para pasar en agosto a una proyección de 24 mill/tm.
En el caso de España –país deficitario en cereales-, esta situación ha motivado valores muy altos en los puertos, con la consiguiente reacción de los agricultores nacionales reteniendo su mercancía y haciendo que la oferta no fluya lo que cabría esperar tras cosechas de cereales extraordinarias en las dos últimas campañas.
A todo esto se añade que las existencias globales están en mínimos, de lo que se deriva el caldo de cultivo perfecto para constatar el importe de las materias primas a los niveles actuales, una situación que previsiblemente se mantendrá por un largo periodo de tiempo.
Energía y otros suministros
Además, a la escalada de las materias primas se suman otras registradas en los últimos meses, en particular la subida de la electricidad, con el coste del megavatio/hora batiendo cada día su record histórico y que actualmente cuadriplica al registrado hace un año. No obstante, también los combustibles y otros suministros (como plástico, hierro, cobre o aluminio) se han disparado en los últimos meses, lo que ha generado un incremento de costes muy importante a nivel de producción. Al igual que en el caso de las materias primas, las previsiones apuntan a que esta tendencia alcista proseguirá en los próximos meses.
Situación insostenible
Para el agroganadero, estos continuos incrementos de costes agravan todavía más la situación de un sector afectado por los bajos rendimientos que perciben por los productos agroalimentarios, ya que la carne –al igual que la leche-, tiene un escaso margen sobre el coste de producción. Con el encarecimiento de las materias primas y la energía, esta situación se ha agravado convirtiéndose en insostenible, lo que coloca a los productores en la cuerda floja y conlleva a que, si no se repercute esta subida, muchos de ellos se verán abocados al cierre.