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La CEG presenta un paquete de propuestas a las diferentes administraciones para hacer frente a las diferentes imposiciones arancelarias para mitigar el impacto en los costes de producción de las empresas gallegas

La CEG presenta un paquete de propuestas a las diferentes administraciones para hacer frente a las diferentes imposiciones arancelarias para mitigar el impacto en los costes de producción de las empresas gallegas

La Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) considera que “las empresas necesitan mitigar el impacto de las imposiciones arancelarias en los costes de producción, por ello es preciso que las administraciones públicas, en el marco de sus competencias estatales y autonómicas, actúen sobre factores determinantes para el mantenimiento de la actividad empresarial y la competitividad. Hace falta más Europa, la UE es el mejor paraguas”, puntualizan. 

Desde la CEG recuerdan que “ya, en su día, se propuso un paquete de medidas que incluía ayudas directas a sectores afectados, incentivos fiscales temporales, flexibilización normativa para facilitar la internacionalización y acciones urgentes en formación y digitalización. Además, pedimos que se actuara sobre los costes energéticos y logísticos, que están siendo determinantes para mantener la competitividad”.

En este sentido, el presidente de la CEG, Juan Manuel Vieites, incide en que “el mercado de EEUU no es fácilmente sustituible de la noche a la mañana, por ello más que ayudas pedimos herramientas, como, por ejemplo, mayor gasto en promoción en mercados exteriores. Las ayudas del Gobierno de España son insuficientes, como también ocurre con las de la Comunidad Autónoma de Galicia, las ayudas deben ser directas y no condicionadas, focalizadas, especialmente si hay que cambiar de mercado”.

Así pues, hace hincapié en que “asentar el crecimiento de nuestra economía en la implantación de proyectos industriales contribuiría a reducir la dependencia del exterior tanto de materias primas como de bienes intermedios y a dotarnos de mayor solidez para soportar en las mejores condiciones posibles los efectos de este vaivén de medidas, contramedidas y amenazas”. 

Advierte que no descartan un riesgo real de deslocalización de empresas gallegas, si la situación arancelaria se cronifica y no se adoptan medidas paliativas. “Las empresas toman decisiones basadas en costes, estabilidad jurídica y acceso a mercados. Si esos factores se deterioran, algunas valorarán alternativas. Por eso es esencial que haya acompañamiento público en forma de liquidez, fiscalidad adaptada y apoyo en la diversificación de mercados”.

Vieites añade que “siempre hay margen de mejora en la diversificación, pero también hay que reconocer que EE.UU. ha sido históricamente un mercado natural para muchos de nuestros productos por razones de calidad, prestigio y rentabilidad. Abandonar ese mercado no es una opción: lo que sí hay que hacer es ampliar horizontes sin perder competitividad donde ya somos fuertes”.

El mercado estadounidense representó en 2024 el 2,6% de las exportaciones gallegas, unos 801,47 millones de euros, con un incremento del 37% respecto a 2019. Sin embargo, tras aplicar los aranceles ya en vigor y los previstos, se estima un impacto económico negativo de hasta 236,93 millones de euros. Esta cifra no solo refleja pérdidas directas, sino también el debilitamiento de sectores estratégicos y el posible retroceso de avances logrados en la internacionalización de nuestras empresas.

Uno de los sectores más castigados será, sin duda, el de alimentación, bebidas y tabaco. Galicia ha visto cómo sus exportaciones en este ámbito se han disparado un 84% desde 2019. Especialmente vulnerables son las exportaciones de productos del mar, donde Galicia lidera a nivel nacional con un 33,66% del volumen y un 27,12% del valor total. Mariscos, pulpo congelado, conservas de cefalópodos y mejillones, en su mayoría libres de arancel hasta ahora, se enfrentan a una repentina pérdida de competitividad en su principal destino fuera de la UE.

Las semimanufacturas, que ya representan el 37,41% de las exportaciones de Galicia a EE.UU., también sufrirán los embates de estas medidas, con aranceles del 25% al aluminio y otros metales. En el sector del automóvil, donde Galicia tiene un importante polo de producción y exportación, las cifras son alarmantes: en 2024, las ventas de componentes de automóvil a EE.UU. crecieron un 111%, pero este crecimiento está seriamente amenazado por los aranceles del 25% y el riesgo de desincentivar inversiones a medio plazo.

El textil gallego también vive momentos de incertidumbre. Cabe esperar un incremento de los costes de producción, por la elevación de los precios de los bienes intermedios y las materias primas, que se trasladaría en parte al precio del producto final. Además, las cadenas de suministro, ya afectadas por la volatilidad internacional, pueden verse gravemente tensionadas, elevando los costes de aprovisionamiento y distribución.

“Es necesario que tanto el Gobierno, como la Xunta monitoricen la situación y no pierdan de vista los impactos, tanto en exportaciones como en importaciones. Según datos de 2024, las exportaciones gallegas a Estados Unidos representaron el 0,98% del PIB gallego, un porcentaje inferior al promedio nacional del 1,34%, lo que supone una contribución negativa estimada de 0,20 puntos porcentuales al crecimiento del PIB regional, según datos del IGAPE. El mercado estadounidense descendió hasta convertirse en el undécimo destino de las ventas exteriores de Galicia, con apenas un 2,6% del total exportado, lejos del sexto puesto que ocupaba en 2019 o el séptimo en 2015. Por sectores, las exportaciones gallegas a EE. UU. se concentraron principalmente en la industria química (24%), el naval (11,5%) y el alimentario, especialmente pescados y mariscos (11,4%). Este retroceso subraya la necesidad de una estrategia empresarial más activa de diversificación y recuperación de cuota en el mercado norteamericano”, alerta Vieites.

Así mismo, el presidente del empresariado gallego subraya que “como entidad empresarial, nuestra responsabilidad es construir puentes, no levantar muros. Analizamos hechos y consecuencias con rigor técnico. Las valoraciones políticas corresponden a otros actores. Eso sí, insistimos en la necesidad de reforzar el marco multilateral y el diálogo como vía de solución. Lo ideal sería evitar una escalada en cuanto a una respuesta con medidas arancelarias por parte de la Unión Europea. No hay ganadores en una guerra comercial prolongada”.

Entre las propuestas principales de la CEG están:

  • Aunar esfuerzos en el marco de la Unión Europea para tratar de minimizar el impacto en el mercado único, fomentando los espacios de diálogo y negociación, evitando la escalada del conflicto y velando por el cumplimiento de las reglas multilaterales que garanticen el equilibrio en las relaciones internacionales.
  • Evitar caer en dinámicas que potencien la proliferación de medidas proteccionistas que perjudican el comercio mundial y que lastran el desarrollo y la prosperidad de todos los territorios.
  • Diversificar nuestros mercados, pero también seguir promocionando e impulsando nuestros productos en Estados Unidos por su papel como principal receptor de nuestras exportaciones fuera de la Unión Europea. 
  • Mitigar el impacto en los costes de producción de las empresas que se derivan tanto de la adopción de medidas arancelarias, como de un tipo de cambio respecto al dólar estadounidense desfavorable para Europa. Para que estos incrementos de costes no pongan en riesgo la continuidad de las empresas y no se trasladen al consumidor final vía incremento de precios, es preciso que las administraciones públicas, en el marco de sus competencias estatales y autonómicas, actúen sobre factores determinantes para el mantenimiento de la actividad empresarial y la competitividad.
  • Adoptar políticas fiscales para que las empresas, especialmente las pymes, no vean amenazada su cuenta de resultados y en muchos casos, su supervivencia. Necesitamos que se actúe sobre impuestos directos e indirectos para aliviar la presión, incorporar mayores facilidades para el pago y para el aplazamiento de deudas tributarias y rediseñar un régimen fiscal simplificado y atractivo que evite la deslocalización de actividades y atraiga inversiones e iniciativas emprendedoras. En total, según la legislación, de media a cada empresa los costes fiscales le suponen un 25% y un 30% los costes laborales.
  • Reducir la dependencia de los combustibles fósiles y por lo tanto de terceros países, así como favorecer el establecimiento de precios más asequibles que sirvan para incrementar la competitividad del tejido productivo y el bienestar social. Tenemos en nuestros recursos naturales, tecnológicos y humanos, una oportunidad única para hacer de la transición energética un factor clave de competitividad. 
  • Flexibilizar medidas y exigencias para que nuestras empresas puedan optar a la apertura al exterior. Las empresas estamos sometidas a una hiperregulación que en muchas ocasiones dinamita cualquier posibilidad de expansión o de internacionalización.
  • Desarrollar acciones que faciliten el crecimiento de las empresas gallegas, dada la relación directa que muestran diversos estudios entre la propensión exportadora media y el tamaño de las empresas.
  • Proteger la actividad económica, el crecimiento y la generación sostenida de empleo, respaldando a las empresas en este entorno de incertidumbre y evitando que cualquier medida adoptada en el ámbito laboral introduzca rigideces y costes adicionales.
  • Instrumentalizar las medidas de apoyo al tejido productivo también a través de líneas de ayuda directas, ágiles y flexibles en cuanto a exigencias y condicionantes, para no mermar su efectividad.
     
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